Para que os situéis, un breve "dramatis personae:"
Reverenda Madre Gaius Helen Madelaf - Pues obvio, Madelaf
Timoteo Atreides - Loboblanco
Dama Jessica - Ellaria Sand
Doctora Asha Yueh Grey - pues Asha, claro
Agus Conan Idaho - Agus Kerman
Dra. Liadriel Keynes - Liadriel, of course
Stilbard - Boubaris
Chari Hendaya - Sansalayne
Por cierto, voy a sortear ahora los roles. Así que en esta historia no hay pistas sobre identidades secretas.
RMGH Madelaf se aprestaba a salir de la nave de la Cofradía Espacial que la había llevado hasta el planeta Cañadan, para su audiencia con el Emperador Galáctico, Shaitan Hussein Bendar IV.
—Recuerde el lema de su orden, Madelaf —dijo la navegante de la Cofradía que había guiado su nave hasta allí. Quiso pronunciar “Planes en los planes,” pero debido a las modificaciones que la Especia había causado en su cuerpo, le salió más bien algo así como “Flanes en los flanes.”
—Y trampas en las trampas —respondió, cavilosa, la Bene Gesserit.
La nave aterrizó finalmente en el espaciopuerto de Cañadan. Un pelotón de guardias Sanlúkar, las tropas escogidas del Emperador, acompañaron a Madelaf hasta su audiencia privada en Palacio.
—Y bien, Reverendísima, ¿a qué debo el honor de vuestra visita? —la saludó el Emperador cuando se hubieron quedado a solas.
El tono obsequioso del soberano no podía ocultar a la perspicaz Bene Gesserit que, en realidad, tal visita sólo podía significar dos cosas, ambas muy desagradables para él: problemas o trabajo. O incluso las dos juntas.
—Gracias, Majestad, por atender tan prontamente mi petición. El caso es que… hay un problema relacionado con la sucesión a vuestro trono.
—¿Un problema sucesorio? ¡Pero si tengo cinco hijas! Explicaos, os lo ruego.
—¿Supongo que estáis al corriente de que se acerca la llegada del Kwisatz Haderach?
—Eh… Pues ahora no caigo. ¿Qué es eso del… Quidditch Hufflepuff o como se diga?
—Error de saga, majestad. Kwi-satz Ha-de-rach. (El Emperador siempre fue un desastre con los nombres). El Mesías que ha de venir y conducir a la galaxia a un futuro mejor, gracias a su consciencia incrementada, fruto de una cuidadosa selección genética vigilada por las Bene Gesserit durante miles de años.
—Ah ah ah, ya me acuerdo. Por eso las Bene Gesserit sólo me dejáis tener hijas, ¿verdad?
—Exacto, Majestad. Pues verá. Resulta que el Duque Otel Atreides y su… concubina mayor, la Dama Jessica… pues que se han saltado su parte y han tenido un hijo, cuando les tocaba tener hijas, como a Su Majestad.
—¡Pues vaya fresco, el Duque! A mí no me dejan tener hijos y él va y tiene uno. ¿Se cree mejor que yo o qué?
—No, Majestad, el Duque Otel no sabe nada. La fresca es su novia, Jessica. Es una Bene Gesserit, pero me apena decir que se ha saltado a la torera los preceptos de nuestra orden. (Dentro foto de Ellaria Sand como Dama Jessica):
—Eso de saltar a la torera seguro que le gusta a Otel. Su familia es de una antigua estirpe taurina. Su abuelo todavía era torero y murió corneado en una corrida, ¿sabe? Sus orígenes se remontan a un lugar de la Tierra llamado “Este País”.
Ignorando el comentario totalmente off-topic del Emperador, la RMGH Madelaf prosiguió:
—El caso es, Majestad… que ese niño, Timoteo Atreides… tiene muchas posibilidades de ser el Kwisatz Haderach. Entre sus muchos títulos, la profecía le llama “El Lobo Blanco” (Ahí van dos fotos del niño, una en el colegio y otra con uniforme de gala y abundante laca en el pelo):
—¿¿¿Pero no se suponía que el Capitán Hatteras ese iba a ser mi nieto??? —preguntó, ahora ya bastante preocupado, el Emperador.
—Así es, Majestad, pero… al tener Otel y Jessica un hijo, se han saltado una generación. Con los poderes que tendrá el Kwisatz Haderach, lo normal sería que reclamara vuestro trono e impusiera su dictadura absoluta sobre todo el Universo conocido.
—A ver si me aclaro, RMGH Madelaf. Primero, Timoteo Atreides tiene 17 años. ¿Cómo es que os habéis dado cuenta ahora de que puede ser el Capitán ese?
—Majestad, Timoteo Atreides fue inscrito en el Registro Civil como hijo de madre desconocida. En mi última visita a Sanitas Secundis vi al chaval y sentí una perturbación en la Fuerza.
—Ahora el error de saga es vuestro, Madelaf.
—Punto para usted, Majestad. En fin, el caso es que le apliqué la prueba del Gom Jabbar y los resultados fueron ¡totalmente anormales! ¡Su aura es muy poderosa! Podría perfectamente ser el Kwisatz Haderach.
—Vaya, vaya, vaya… así que el chaval de Otel y Jessica puede ser el que me destrone… quién lo habría dicho. ¿Y esto quién lo sabe, aparte de usted y yo?
—Pues… veamos. El propio Timoteo y su madre, por supuesto. Sus dos personas de mayor confianza seguro que están al corriente también: su maestro de armas, Agus Conan Idaho:
Y la doctora Yueh Asha Grey:
Y también hay quien lo sabe en el planeta Arrakiss. Timoteo tiene una conexión onírica muy fuerte con una muchacha del planeta desértico, una tal Chari Hendaya. Esta a su vez se lo habrá contado a su padrino, Stilbard. Y éste a su vez a su amiga, confidente y posiblemente amante, Liadriel Keynes.
—¿La doctora Keynes lo sabe y no me ha dicho nada? ¡Si es la Economista Imperial en Dune! ¡Me reporta a mí directamente! ¡No puede ser!
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Dos meses después, una nave de la Cofradía Espacial llevaba a Dune a unos pocos pero selectos huéspedes caídos en desgracia: Timoteo Atreides y Dama Jessica, junto con sus más leales servidores, la Doctora Asha Yueh Grey y el Maestro de Armas, Agus Conan Idaho. La propia RMGH Madelaf, en pago por sus desvelos, iba también en el pack.
Una vez aterrizados en el espaciopuerto de Arrakeen, la capital del planeta, vieron por todas partes pósters que explicaban claramente cúal era el recurso más escaso y preciado en Dune:
Los exiliados se dirigieron a instalarse en una inhóspita estación meteorológica abandonada de la época del Imperio Antiguo. Un lugar poco acogedor en mitad de una zona rocosa del desierto:
Aquí les tenéis transportando sus cosas:
Una vez llegados a las puertas de la estación, les estaban esperando tres personas con cara de pocos amigos, por tener que compartir su exilio. Se presentaron como:
La Economista Imperial Liadriel Keynes, que había estado al mando de la explotación imperial de la Especia Melange en el planeta hasta su caída en desgracia:
El jefe de clan Fremen Stilbard, llamado “Boubaris” en lengua fremen:
Y la ahijada de Stilbard, una mujer Frewoman llamada Chari Hendaya en lengua común, Sansa Layne en lengua fremen:
—¡Anda, Hendaya! ¡Así que tienes antepasados españoles, Chari, como yo! —exclamó, contento, Timoteo Atreides.
—Patí zoy Rozario jazta nuevao’den, Gimoteo queteveo, quetetomah tú mujahj confianjah —contestó la interpelada. Su acento en Galach, el idioma común de la galaxia, era absolutamente atroz; comparada con ella, una murciana hablando tendría la gracia de una elfa.
—Ponte el destil.micro, Chari —le sugirió su padrino. —Esta gente no nos entiende si no.
Chari atendió la sugerencia de Stilbard y se puso el micro:
—Nah, por mí no te preocupes, Rosario, que yo te entiendo perfectamente. Aunque igual mis compañeros sí que te lo agradecen.
Chari y Stilbard intercambiaron una mirada de inteligencia. “Conocerá vuestras costumbres como si hubiera nacido entre vosotros,” decía la profecía. Era el primer signo de la grandeza del Mesías…
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Mientras los desterrados hacían sus preparativos, el Emperador les preparaba una trampa.
Bendar IV convocó al Menda de la Casa Harkonnen, Piter de Fries, para exponerle su plan. Si los Atreides tenían orígenes griegos y españoles, veréis que es obvio que los Harkonnen tenían antepasados italianos:
La enemistad entre ambas casas se remontaba, según la leyenda, hasta el codazo de Tassotti Harkonnen a Luis Enrique Atreides en el Mundial de 1994. Aunque otras versiones hablaban de un Atreides y un Harkonnen que se habían enamorado de la misma mujer hacía 10.000 años. Sea como fuere, la enemistad entre ambas casas había dado salsilla a la galaxia desde antes de lo que ninguna persona viva pudiera recordar.
—Piter —dijo el Emperador — necesito que me hagas un favor. No me puedo cargar directamente al advenedizo ese de Atreides, pues es el heredero al trono de una Gran Casa… así que necesito que infiltres a uno de tus hombres entre los exiliados. Que mate a uno de ellos antes de ir y suplante su
identidad. Yo había pensado que el trabajo lo podría hacer tu sobrino, ese que quería ser policía, uno al que le dicen “El Aguijón…” ay que no me sale el nombre… “Fe de erratas” se llamaba, o algo así…
—¿Feyd Rautha Harkonnen, majestad?
—¡Ese, ese mismo estaba yo pensando!
—Muy bien, Majestad. Así se hará. Pero os tendréis que llevar también a su hermano. Nunca trabajan solos.
—Bueno, bueno, está bien. ¿El bruto ese, no?
—Eh… sí, Majestad. El bruto. Glossu Raban.