Al Otro Lado del Chechino - Turno 5
Comila china escribió:
Floweredking aparcó su vespa juntó a la dirección que le habían indicado. Agarró la bolsa del pedido y fue a llamar a al telefonillo.
-¿Sí? –preguntó alguien al otro lado del altavoz.
-Comida china –se identificó el motorista.
-¡Ah, sí! Adelante.
El portal se abrió y Floweredking pasó dentro. Subió hasta el primer piso y allí tocó el timbre. Para su sorpresa, fue la propia Muerte quien le recibió.
-¿Qué tal, Floweredking? ¿Has traído todo lo que te hemos encargado?
-¡Oh, pol supuesto! Aloz tles delicias, holmiga subealbol y extlaño flasco con lagalto maleado en su inteliol.
Tajuru le hizo gestos para que dejase las cosas en la mesilla del salón. Cuando Floweredking procedió, cerró la puerta de golpe, atrapándolo en su interior.
-¿Has sido malo, Floweredking? –le interpeló amenazadoramente.
-No, yo trael extla de salsa aglidulce y pan de gambas de legalo.
-No finjas más, sabes de qué estoy hablando. Os contraté para limpiar de almas este mundo y esto no avanza. Sois unos inútiles.
-Pelo, pelo… No es nada fácil. Nuestlo padlinó cayó y sin él no es lo mismo…
-Tal vez haga falta otro nuevo padrino para que os pongáis las pilas.
Floweredking reaccionó en cuanto vio a Tajuru asir su guadaña. Cogió unos rollitos de primavera de la bolsa y los arrojo a la cara de su oponente. Aquello pilló por sorpresa a La Muerte, que perdió unos segundos valiosísimos en quitarse los trozos de repollo de los ojos. Floweredking escapó, corrió por el paso y trató de abrir la puerta del cuarto de baño, pero estaba atrancada. Tajuru apareció por el otro extremo, así que volvió a rebuscar en la la bolsa y en esta ocasión tomó una porción de pan chino. La tiró a los pies de su perseguidor, qué resbaló al pisar aquella masa grasienta, cayendo cómicamente al suelo.
-¡Maldito aceite de soja! -gruñó.
Floweredking empujó con todas sus fuerzas el picaporte y por fin cedió. Saltó por encima del inodoro hasta alcanzar la ventana del baño. Fue a abrirla en el mismo momento en que Tajuru irrumpía en la estancia. Rápidamente, metió una vez más la mano en la bolsa, con tan mala suerte que quedó atrapada en una ración de tallarines con gambas.
-¡Mielda! -exclamó. Intentó descorrer el pestillo de la ventana, pero sus dedos enredados en pasta eran incapaces de manipular el mecanismo. ¿Por qué les habría echado esa salsa tan pegajosa?
-Esta vez tú has sido el pescado. ¡Ik, ik, ik! -La pingüino no dio tregua y rajó con su guadaña impregnada de Esencia de Lázaro al pobre Floweredking.
La sepulturera contraataca escribió:
Serenere se encontraba espiando a sus vecinos desde la terraza. Tenía la esperanza de que, en alguna de sus inspecciones, logara descubrir a los malosos que estaban acabando con su organización lechuguil. Ella era la única masona que quedaba con vida. Tan concentrada estaba en su tarea, que no vio a Sansalayne aparecer por su espalda. Antes de que ella se apercibiera de su presencia, la sepulturera la noqueó de un palazo en la cabeza.
-¡Por fiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiin! –gritó extasiada.
Trompita escribió:
Samantha estaba en la redacción de su cadena preparando el noticiario de la noche. La gente exigía más información sobre la avalancha de resurrecciones que no parecía tener fin. Alguien llamó a la puerta.
-Adelante –dijo sin levantar la vista de su máquina de escribir.
Absorta en sus pensamientos, no vio a quien había entrado. Esa persona llevaba un elefante atado con una cuerda.
-¡Ataca, trompita! ¡Ataca!
El elefante se lanzó rabiosamente sobre la periodista. La golpeó con su trompa y la pisoteó durante horas hasta convertirla en una deliciosa papilla. Cuando acabó, el dueño se agachó y metió el puré de Samantha en una tarrina de potitos de bebé. Finalmente, le metió unos tropezones de Esencia de Lazaro solidificada para darle un poco de consistencia a la mezcla.
Mascletá escribió:
Nica se encontraba en la gran plaza del Otro Lado del Chechino. Estaba dando los últimos retoques a su obra de arte, una preciosa escultura de cartón, papel y madera que representaba un enorme barco pirata. El mascarón de proa tenía forma de caballito, acorde con el nombre la embarcación: El Percherón Errante. Lo había llamado así en honor al barco pirata que la llevó a vivir mil y una aventuras en The Secret of Chechimonkey Island. Mientras aplicaba las últimas manos de pintura, alguien se acercó muy sonriente a ella.
-¡Hola! ¿Qué es eso tan molón que estás haciendo?
-¡Hola! -saludó Nica al recién llegado-. ¿Te gusta? Es una falla.
-¿Una falla?
-Sí, en estas fechas celebramos las mejores fiestas del mundo. Montamos la Mascletá usando enormes petardos que hacen temblar el suelo. También tenemos grandes castillo con fuegos artificiales de todos los colores. Y, finalmente, le prendemos fuego a la falla en la gran Cremà.
-¡Oh! Suena muy divertido.
-Sí. ¡Ja, ja! -rio Nica-. También hacemos ricas paellas, pero paellas de verdad, ¿eh? Nada de arroz con cosas.
-¡Jo! Yo también quiero jugar a las fallas.
-Bueno, pues hacemos una cosa. Búscame unos ninots para la falla la quemamos juntos, ¿vale?
-¡Bieeeeeeeeeen!
Un par de horas después, el pirómano apareció con Ellaria, Wind y Tajuru.
-¡Mira! Te traigo a unos amigos –dijo guiñando un ojo malévolamente.
-¡Hola, chicos! ¿Queréis pasar a ver mi barco? –les ofreció Nica.
-¡Oh! Es una pasada –aplaudió Wind.
-Además, hay unos preciosos grabados del Gran Tutamphelon dentro.
-¡Vamos! ¡Vamos! –Tajuru y Wind subieron corriendo, seguidos por la mano izquierda de Ellaria, su pie izquierdo daba saltitos a la zaga, unos metros detrás, el derecho le dio una patada a su cabeza con tan buena puntería que cayó en el centro de la cubierta.
-¿Qué te parecen tus ninots?
-¡Ay, son perfectos! Tengo hasta a La Muerte en persona. Tutamphelon se sentirá honrado.
Nica le hizo gestos para que lo acompañara hasta la mecha.
-¿Quieres encenderla tú? –le propuso Nica.
-¿Me dejas? ¡Yuuupiiiiiiiiiiiiii!
El pirómano cogió la antorcha y prendió la mecha. Entonces, un estruendo hizo temblar el suelo de la plaza. Petardos y cohetes salieron de los cañones del Percherón Errante. Entre sus tablones, un sinfín de fuegos artificiales brotaron en todas direcciones.
-¡Oh, qué bonito! –exclamó el pirómano.
-Sí –a Nica se le caía la baba con el espectáculo.
-¿Sabes? Ahora que lo pienso, no hay ningún fuego azul.
-Cierto, estaban agotados.
-Espera, tengo una idea –el pirómano extrajo un par de botes de Esencia de Lazaro de su bolsillo y los arrojó sobre la cubierta del barco. Al romperse, se mezclaron con los fuegos artificiales, provocando un espectacular fulgor azul que envolvió a Ellaria, Tajuru y Wind.
Nica y el pirómano disfrutaron como niños.
La última copa escribió:
MrLann acomodó los cuerpos de los resucitados en su barca. Debía darse prisa; en pocas horas regresarían a la vida y para entonces tenía que haberlos llevado de vuelta a la otra orilla. Cuanto fue a coger el remo para iniciar la travesía se detuvo, el farol que colgaba de la proa de su barca se había encendido. Eso sólo podía significar una cosa; alguien más requería sus servicios.
Miró hacia el muelle y visualizó a contraluz una silueta oscura que se aproximaba. Era Sansalayne.
-¿Qué haces aquí? –le preguntó.
-¡Ay! -gimió entre lágrimas-. Mira lo que ha quedado de la pobre Ellaria.
Le enseño la mano derecha de una mujer, tenía el dedo medio levantado.
-¡Anda! ¡Por fin apareció! Ya temía que iba a regresarla manca al mundo de los vinos.
-¡Sniff! ¿Ay sitio también para mí?
MrLann la miró atónito.
-¿Y eso? Creía que eras muy feliz aquí.
-Sí, hay buen vino y mucha maldad pero… Sin Ellaria nunca será lo mismo.
El barquero asintió. Los caminos del amor eran inescrutables.
-Claro, puedes venir con nosotros, pero tendrás que tomarte esto.
MrLann le enseñó un frasco de Esencia de Lázaro y Sansalayne asintió. Ambos subieron a la barca y, antes de iniciar el viaje, Caronte decidió tener un último detalle con su pasajera. Sacó una copa de cristal y la rellenó casi hasta arriba de delicioso vino navarro. Después, vertió un chorrito de esencia de lázaro.
-Toma, así el último trago te resultará más dulce.
Sansalayne le dio las gracias y bebió.
La caída de las masonas escribió:
Serenere se despertó. Para su sorpresa, estaba colgada de la fachada del edificio. Alguien habla clavado su dildo entre los ladrillos, a modo de alcayata, y su camisón estaba enganchado a él. Miro al suelo, allí un enorme barreño lleno de esencia de lázaro la esperaba. En otras circunstancias, tan vez podría haber esperado a que alguien viniera a rescatarla. Sin embargo, eso ya era imposible. Nadie sabía dónde estaba y, la única persona que podría revelarlo, ya había dejado el Otro lado del Chechino para siempre. Sin ninguna esperanza ya, Serenere se rindió a su destino y se dejó caer sobre el barreño.
Fiesta del fiambreMostrar
Master: MrLann
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01.- Obe - Maestro de la secta
02.- Tajuru - Stripper
03.- Pulgar
04.- Wind - Observador
05.- Agus
06.- Ss - Sepulturera
07.- Antares - Político
08.- Gerold Dayne - Médico
09.- Madelaf
10.- Samantha - Cupido
11.- Serenere - Masona
12.- Nalibia
13.- Symon - Observador
14.- Aditu
15.- Lady Val - Sheriff
16.- Asha - Masona
17.- Ellaria - Tramposa
18.- Lauerys - Líder masona
19.- FloweredKing - Consigliere
20.- Theon - Médico
21.- Svg - Padrino
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01.- Obe - Maestro de la secta
02.- Tajuru - Stripper
03.- Pulgar
04.- Wind - Observador
05.- Agus
06.- Ss - Sepulturera
07.- Antares - Político
08.- Gerold Dayne - Médico
09.- Madelaf
10.- Samantha - Cupido
11.- Serenere - Masona
12.- Nalibia
13.- Symon - Observador
14.- Aditu
15.- Lady Val - Sheriff
16.- Asha - Masona
17.- Ellaria - Tramposa
18.- Lauerys - Líder masona
19.- FloweredKing - Consigliere
20.- Theon - Médico
21.- Svg - Padrino
¡7 fiambres! ¡Vaya turno!
Pues nada, queda 1 verde, 1 mafia, 1 secta y 2 azules. ¡Qué gane el mejor!
Próximo turno: Jueves a las 21:00
obviamente yo no fui. Las quejas a los manipuladores. Lo único decente es que su líder intentó exculparme en ese turno 
Aparte de él solo vi a 
.